"Mi vida es una vida hecha de todas las vidas: las vidas del poeta" (Pablo Neruda)













sábado, 10 de diciembre de 2011

"Contra la Interpretación" de Susan Sontag

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Hoy en día, el valor más alto y más liberador en el arte - y en la crítica de hoy - es la transparencia. La transparencia supone experimentar la luminosidad del objeto en sí, de las cosas tal como son. En esto reside la grandeza de, por ejemplo, las películas de Bresson y de Ozu, y de La regla del juego de Renoir.
En otros tiempos (en Dante, por ejemplo) debió de haber sido un acto creador y revolucionario el concebir las obras de arte de manera que permitieran su experimentación en distintos niveles. Ahora no. Sería reforzar el principio de redundancia, que es la principal aflicción de la vida moderna.
En otros tiempos (tiempos en que no abundaba el gran arte), debió de haber sido un acto creador y revolucionario interpretar las obras de arte. Ahora no. Decididamente, lo que ahora no precisamos es asimilar nuevamente el Arte al Pensamiento o (lo que es peor) el Arte a la Cultura.
La interpretación da por supuesta la experiencia sensorial de la obra de arte, y toma a esta como punto de partida. Pero hoy este supuesto es injustificado. Piénsese en la tremenda multiplicación de las obras de arte al alcance de todos nosotros, agregada a los gustos y olores y visiones contradictorios del contorno urbano que bombardean nuestros sentidos. La nuestra es una cultura basada en el exceso, en la superproducción; el resultado es la constante declinación de la agudeza de nuestra experiencia sensorial. Todas las condiciones de la vida moderna - su abundancia material, su exagerado abigarramiento - se conjugan para embotar nuestras facultades sensoriales. Y la misión del crítico debe plantearse precisamente a la luz del condicionamiento de nuestros sentidos, de nuestras capacidades (más que de los de otras épocas).
Lo que ahora importa es recuperar nuestros sentidos. Debemos aprender a ver más, a oír más, a sentir más.
Nuestra misión no consiste en percibir en una obra de arte la mayor cantidad posible de contenido, y menos aún en exprimir de la obra de arte un contenido mayor que el ya existente. Nuestra misión consiste en reducir el contenido de modo que podamos ver en detalle el objeto. 
La finalidad de todo comentario sobre el arte debería ser hoy hacer que las obras de arte -  y, por analogía, nuestra experiencia personal - fueran para nosotros más, y no menos, reales. La función de la crítica debería consistir en mostrar cómo es lo que es, incluso que es lo que es, y no en mostrar qué significa.

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En lugar de una hermenéutica, necesitamos una erótica del arte.


Susan Sontag