"Mi vida es una vida hecha de todas las vidas: las vidas del poeta" (Pablo Neruda)













lunes, 8 de noviembre de 2010

La Orestía de Esquilo y la Orestía Africana de Pasolini


La Orestíada respondía o realizaba una comprensión dramática de lo que significa la justicia.

El espectáculo dramático se hace presente como una “representación de hechos”. Dicha representación se produce por medio del ritmo, la armonía y el lenguaje para ser decepcionado audiovisualmente.

Asistimos en la primera pieza de esta triología trágica a la llegada del héroe guerrero y rey de reyes Agamenón. Vuelve afortunado de la guerra divina y humana en Troya: vencedor y cargado de botines, entre ellos la profetisa Casandra. Agamenón es asesinado por su infiel esposa Clitemnestra, siendo su hijo Orestes un niño.

En la segunda pieza, Las Coéforas, Orestes, ya hombre, vuelve a Argos y mata a los hasta entonces afortunados Clitemnestra y Egisto. Hacia el final, la afortunada victoria de Orestes sobre sus enemigos parece variar con la llegada de las Erinias y encauzarse hacia la misma dirección de infortunio que, desde hace generaciones, pesa sobre su familia.

En la tercera pieza, Las Euménides, Orestes, perseguido por las Erinias y habiéndose purificado en el templo de Apolo en Delfos, se dirige a Atenea, quien funda con los atenienses el Aerópago, que tendrá como fin juzgar los crímenes, comenzando por éste.  Atenea justifica el matricidio de Orestes y lo absuelve, cambiando así con la sentencia la mala fortuna de las generaciones de Atridas.  Persuadiendo con la palabra, Atenea da a las Erinias otro puesto y función en el cosmos que aquél que desde antaño tenían – cobrase con sangre los crímenes de sangre – pasando a llamarse Euménides.

En La Orestíada se presenta una sola y única acción.  Son los cambios de la fortuna en la casa de los Atridas, teniendo éstos su culminación y foco en lo sucedido a Orestes.

La triología responde que hay una necesidad o destino, y que esto guarda relación con lo que llama justicia.



En la primera pieza, Agamenón se encontró ante una disyuntiva: sacrificar como rey a su hija Ifigenia para calmar la furia de la diosa Artemio por el sacrilegio perpetrado por sus hombres o, como padre, no sacrificarla. Si no la sacrificaba, Artemio seguiría impidiendo que soplaran los vientos que los llevaran con sus naves a Troya; si lo hacía, cometía un crimen cruel e impío. El rey decide sacrificar a Ifigenia.
Ninguno de los dos caminos esta libre de males, la determinación por uno u otro los traería por igual.

Orestes es presentado también ante la disyuntiva de dos caminos: vengar a su padre o no matar a su madre. Y al igual que Agamenón, ninguno de los dos está libre de males, habiendo para ambos dioses a favor y en contra. Orestes elige matar a Clitemnestra y cumplir la venganza.

Por lo tanto, los personajes son presentado encontrándose en situaciones en las que, si bien pueden elegir, son de tal suerte que de todos modos los llevará al infortunio.
Y en éste sentido es que podemos afirmar que las acciones que tocan a los personajes son involuntarias: involuntariamente deben determinar con su decisión entre dos acciones malas que les tocan en suerte. La suerte o destino menta la no-elección de la elección.


El nombre de la acción única que enlaza los hechos de estas tres piezas se llama JUSTICIA: hacer justicia. Es la acción de la justicia la que une los diferentes episodios y estásimos dándoles un origen y destino.

¿Qué pasa en Las Euménides con la concepción y accionar de la justicia presente en las dos primeras piezas? Pasa que cambia.
Es la concepción y accionar de la justicia la que cambia y por tanto, provoca un vuelco en el habitual infortunio de la casa de los Atridas.

Diríamos que si el asunto principal en La Orestíada es la composición de una sola y única acción que es el “hacer justicia”, lo central en ésta composición es la comprensión de este cambio en la acción de la justicia.



El cambio de una justicia de guerra a otra de diálogo, manifiesta un desarrollo del caos hacia una perfección cósmica, donde el Universo es cada vez más justo y fructífero, vale decir, menos oscuro y mortal.
La verdad y su justicia se muestran en la mancha de sangre. Es la sangre la que manifiesta que se hizo justicia, y no la palabra, que puede ser engañosa. El lenguaje no alcanza a evidenciar éste tipo de justicia, sólo puede referirlo.

Por el contrario, la justicia de diálogo es el lenguaje de la justificación. El dictamen de Atenea da resolución a la disputa de las Erinias con Orestes, pero al mismo tiempo, funda la ley. Y en este sentido, es que el “hacer justicia” se constituye sobre una verdad que es acordada entre las partes.



Acontecen cuatro muertes en la triología: la de Agaménon, Casandra, Egisto y Clitemnestra.  Pero como era habitual en la Grecia clásica los asesinatos no aparecen en escena sino que nos llegan por los golpes y gritos, o por las palabras de los personajes y del coro que los refieren.
Se vé la sangre de Agamenón manchando las vestiduras y las manos de Clitemnestra, junto a su cuerpo yerto. Pero no suponemos esta mancha visible sólo por las palabras de la asesina, el coro reitera enseguida que la mancha de sangre que ostenta pide venganza. Clitemnestra interpretará de distinta manera la mancha, y hablará de la justicia que vengó la muerte de mi hija.

La visualización de los cuerpos erguidos y después yertos con su sangre en las vestiduras y manos de su asesino, da una comprensión de esta justicia que las palabras no pueden agotar. No nos refieren sino que vemos que se hace justicia.
La mancha de sangre aquí hace presente la justicia misma. Por ejemplo, en Las Euménides, Orestes aparece con las manos chorreando sangre en el templo de Apolo.
Cuando en los episodios siguientes reaparezca en el escenario de Atenas, estará ritualmente purificado por el Dios y ya no se verá más sangre en la skené. La de Orestes quedará oculta en su cuerpo manteniéndolo vivo.





Con respecto a lo sucedido a Orestes según Pasolini, éste dirá que: el significado de la tragedia de Orestes es solo, exclusivamente, político.

Uno de los asuntos raigales de La Orestíada de Esquilo es la pregunta por la justicia; y ésta fue la que nos guió en nuestras consideraciones. Pasolini en cambio, se demora en otro de los asuntos raigales de la triología que es la pregunta por la política.

Pasolini encuentra en la triología de Esquilo una síntesis entre dos culturas: entre una cultura irracional primitiva y una cultura racional moderna. Y esto, sobre todo, manifestado en la transformación de las Erinias en las Euménides que permanecen junto a Atenea, representante de la democracia racional del nuevo Estado.
Y es justamente el encuentro de esta síntesis cultural lo que parece interesar al artista italiano.

Síntesis entre racionalidad e irracionalidad es lo que encontramos en sus Apuntes para una Orestíada africana. Pasolini mirará fuera de lo que se llamó el “eurocentrismo” y atenderá al entonces denominado ”Tercer mundo”.

Los Apuntes para una Orestíada africana formaban parte de un proyecto mayor que, ideado hacia 1968, no se cumplió. Este consistía en un film intitulado Apuntes para un poema sobre el Tercer mundo que estaría articulado en cinco partes ambientadas respectivamente en la India, el África, países arábes, América del Sur y las zonas marginales de los Estados Unidos, el norte de Europa y la Italia meridional.
Sólo la Orestíada Africana alcanzo la pantalla.

Pasolini trata de mostrar con éste film las posibilidades contemporáneas de representación de la triología de Esquilo.

Asistimos a un pensar discursivo, imaginativo y musical de la posibilidad de una analogía entre la Orestíada y el África de hoy. Un pensar fragmentado y montado como apuntes.

La película misma se presenta como un pensar la posibilidad contemporánea de representación y significación de la triología de Esquilo. No se trata de un documental que refleje lo pensado, ni de un film que sólo muestre las posibilidades mismas sino de apuntes para un film. Los apuntes nos hacen presente un pensar las posibilidades de un film. Este pensar las posibilidades de un film es el asunto de la película de Pasolini.

En el lenguaje del film encontramos diversos géneros discursivos. Hay un género más especulativo en sus reflexiones sobre el cine o en los diálogos de Pasolini con los estudiantes africanos en la Universidad de Roma; un género más narrativo cuando refiere lo sucedido al linaje de Artero; más poético cuando recita su traducción de parlamentos del coro de Esquilo o enuncia sus propias metáforas; más informativo o periodístico cuando describe lo que vemos o escuchamos los dialécticos africanos.


¿Cómo se muestra su transformación en Euménides, en aquello que discursivamente se nombra como el ensueño y lo irracional junto a lo racional del nuevo Estado?
Se muestra como el ritmo de una danza humana. Hay una secuencia de una fiesta de matrimonio, donde el baile enlaza con gracia el ritmo de las antiguas danzas tribales con el divertimento y ligereza de la danza moderna.

Con respecto a la música, a nuestro entender lo más importante es la opción por el jazz.
La profecía de Casandra se escucha por la voz negra de Ivonne Murray que canta en la atmósfera creada por el saxo de Gato Barbieri.










Consideraciones sobre La Orestía de EsquiloMartín Ciordia

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